Desde el mes de agosto que los 33 mineros chilenos quedaron atrapados a 700 metros de profundidad, no han parado ni un segundo de hacer bromas sobre su situación colectiva y personal.
Los chilenos no se caracterizan por ser gente con un extraordinario sentido del humor, ni mucho menos, al contrario son serios y solemnes, aunque gustan de las bromas con un cierto estilo peculiar. Sus bromas más comunes tiene que ver con la exageración como un recurso irónico, y gozan de las analogías absurdas para calificar a sus semejantes. Por ejemplo, al cantante Luis Miguel le dicen que es tan dulce como un chupete de fierro; esa mujer es más pesada que una vaca en un columpio. Hasta el mismo dictador Pinochet lanzó varias ironías hirientes en contra de sus detractores o enemigos políticos, por ejemplo en una entrevista televisiva, tuvo el cinismo de responder a la pregunta: ¿Qué le parece general que acaban de encontrar dos cadáveres en una misma tumba? Pues !qué economía más grande¡
Los mineros atrapados en las cavernas de la mina de San José, han dado muestras de un humor diferente al común denominador, producto quizá del encierro forzoso. Obviamente se puede resistir mejor una situación estresante como la que viven si hacen catarsis por la vía del humor, es sano y refrescante para todos el reír a mandíbula batiente.
Desde la aparición pública de su primer mensaje escrito, que decía: "Estamos bien, manden putas", se ha producido una serie de exabruptos con un gran sentido del humor, que la prensa y la televisión chilena se han dado a la tarea de censurar por ofender, según ellos, la moral pública. Es natural que las bromas tengan un alto contenido erótico y sexual, que es lo único que le preocupa a los medios masivos de comunicación que no se ventile públicamente.
La castidad de los oídos de los televidentes son cuidados con gran celo, la censura se pasea campantemente por esos desiertos de Chile.
Yo diría que los mineros soterrados han decidido por motivos de supervivencia el pregonar a los cuatro vientos: !fuera inhibiciones¡.
Cuando salgan a la superficie todos ellos eufóricos, serán instruidos sobre el cuidado que tienen que tener en sus expresiones de felicidad, no se vayan a desbordar con el lenguaje y no se les vaya a ocurrir decir que necesitan sexo, antes que comida o medicinas.
La expectación de su pronta recuperación de las profundidas de la mina, que será en una semana a lo más, la sociedad chilena aguarda con curiosidad su salida a la superficie y corroborar sus estados de ánimo.
El show mediático ya está preparado, sólo faltan los actores principales, ellos los mineros, que nadie se imaginaba que fueran a sobrevivir. Una lección de vida para muchos. que con menos se derrotan o se suicidan...
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