Esta noche fue estrenada en Guatemala la película Comer Rezar Amar, basada en la novela del mismo nombre, ahora convertida en best-seller al llevar ventas de más de 7 millones de ejemplares (?).
La película estelarizada por la actriz Julia Roberts y un reparto secundario olvidable por completo, salvo el caso de Javier Bardem, que es harina de otro costal.
La película no es mala, es pésima.
Igual que la novela que le dio sustento al guionista de la misma, el resultado fue algo terriblemente malo llevado a la pantalla. Ambas cosas son unos esperpentos literarios y cinematográficos. Deleznables sin ninguna consideración.
Me uno a la rechifla y abucheo que recibió esta película en el Festival Internacional de Cine de San Sebastián, España. En presencia de Julia Roberts y Javier Bardem, la prensa especializada los hizo pedazos a los dos actores consagrados por Holywood, en esa ocasión a finales de septiembre de este año, cuando se estrenó la película.
El guión es malo, desestructurado, con un ritmo lento sin tensión dramática, a veces cae en el sopor total, porque no ocurre nada en la vida vacía de la protagonista.
Tuve la osadía de abandonar la sala repleta de espectadores expectantes por ver a su artista favorita, cuando había transcurrido un poco más de la mitad de la misma.
Todos se quedaron pasmados ante mi ruidosa salida por el efecto de las muletas metálicas, pero han de haberse imaginado que solo iba al baño y retornaría.
En fin, queda en evidencia mi intolerancia ante el mal cine gringo, aunque en ella participe la bella Julia Roberts.
Solo me confirma lo que opiné al respecto de la novela, y lo que opino de la película, y lo reitero ambos productos son fallidos.
Lástima de todo pero principalmente por no haber mostrado las bellezas de la hermosa Roma y muy poco de mi admirado barrio del Trastevere.
!!Ciao bambina¡¡
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