En el verano del año 2007 me detectaron un severo cáncer de próstata, yo vivía en la hermosa ciudad colonial de Querétaro, México; y tenía una pareja sentimental que en cuanto supo del diagnóstico tan terrible y con un pronóstico fatal a corto plazo, me abandonó enmedio de la crisis que atravesaba mi salud.
Yo pensaba que la pareja tenía "la obligación" moral de acompañar en las buenas y en las malas, pero me equivoqué rotundamente con ella. No pudo permanecer a mi lado cuando más la necesitaba.
Viviendo en esa ciudad bella pero sin familia y con pocos amigos, el panorama era complicado para mi. Mis hijos radican en Europa, mi hija mayor en ciudad de México y mi familia paterna en Guatemala.
Luchando día a día por no caer en la depresión por el abandono de la compañera, y aparte la batalla con los tratamientos agresivos de radio y quimioterapia, que mi cuerpo rechazaba con violencia, logré vencer la enfermedad que no me daba muchas posibilidades de vida.
Escribí todo el proceso de sufrimiento que mi cuerpo experimentaba en cada uno de mis órganos, extremidades, y la pérdida de los sentidos del tacto, gusto y olfato. La verdad es que el panorama no podía ser peor. Gracias a la intervención directa de mi hermana Sandra, que radica en Guatemala, pude sortear los ataques del mal.
Cuando en las madrugadas me levantaba ardiendo en fiebre, a veces alucinando y otras delirando, me ponía al frente de la computadora y escribía sin parar horas enteras hasta el amanecer. Eso me mantuvo vivo enmedio de tan cruel panorama existencial.
En esa época escribí un texto alusivo a mi deseo en aquel momento crucial. El texto se titula: "Que el Universo me cumpla". Y trata de mis deseos profundos de encontrar una compañera que realmente sea eso, una compañera: solidaria y amistosa.
Tuvieron que transcurrir 3 largos años para que aquel deseo producto de mi enfebrecido cerebro, preso de tanta desesperación, me encontrara por fin con Aura Marina, en ese tipo de encuentros que la vida le tiene destinado a uno, sin sospecharlo jamás. No creo en el azar ni en el destino, así como así.
En broma le pedía al Universo que me cumpliera mi deseo vehemente de contar con una mujer cariñosa a mi lado, se lo solicitaba al Universo como una entidad mágica, ya que quería que sucediera un milagro. El Universo desoyó mis súplicas mucho tiempo, lo que me hacía sentir una calamidad y un hombre sin esperanzas.
Ahora está frente a mi Aura Marina, dispuesta a jugársela conmigo de aquí en adelante. Y eso reconforta el alma lastimada, la vida me compensa plenamente el desierto y la aridez amorosa que padecí tantos años.
Yo había hecho una promesa tonta, dejarme la barba crecida hasta que apareciera esa anhelada mujer de mis sueños y deseos.
Hoy me rasuré la barba de tantos años, no me reconozco frente al espejo, soy otro, he vuelto a nacer.
!Viva la vida¡.
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